jueves, 27 de agosto de 2009

Simpatica-Rutina


Justo en el punto de mi vida en que creía que ya nada podia sorprenderme y en que pensaba que no existía cosa en el mundo que me hiciera poner cara de ¡no lo puedo creer!, pasó que Monica soltó la más desconcertante revelación que jamás creí que escucharia.

Como todos los dias la rutina entre nosotros es la siguiente, como a eso de las siete de la mañana Monica toca el timbre de mi casa, y le abro, prepara el desayuno y antes que cualquiera de nosotros intente siquiera tomar un bocadillo estamos haciendo el amor como dos locos en el piso de la cocina. Luego de eso, ella toma sus cosas y se va. La veo aparecer en la noche a eso de las nueve, cuando vuelve a tocar el timbre de mi casa y sin mediar muchas palabras me conduce a la habitación donde nuevamente hacemos el amor como dos locos. Esta simpatica rutina se ha transformado en un hábito. Nunca he revelado mi edad, pero comprenderan que si tengo hábitos, es porque evidentemente no soy un chiquillo. Sólo diré que los veinte son un lindo recuerdo y que los cuarenta son una amenaza inminente. Volviendo al tema, ya estaba acostumbrado a que las cosas se dieran así y cada día que pasaba me acostumbraba más a que se fuera por la mañana y volviera por la tarde, por lo que las conversaciones entre nosotros eran bastante banales, muy domésticas, ya se imaginaran lo "domésticas" que eran. Pero de repente un dia sin previo aviso, la rutina se rompió y Monica no hizo lo de siempre, no me dejó desnudo y satisfecho en medio del frio piso de la cocina, si no que se quedó ahí, mirándome, sin decir nada.

Reconozco que no supe que decir, no estaba preparado para hacer algo más allá de lo clásico, ya advertí que estoy en la edad de las costumbres y que lo nuevo, es más un desafio al que no me quiero enfrentar. Asi que busqué la opinión de mis siempre amigables consejeros.

-cuéntale un cuento de esos en que eres el gran empresario, el ganador, el existoso y porqué elegiste ser un hombre de (censurado, el yo vomitivo revela mi edad) y que aún no se casa y y vive solo sin mascota...vamos un cuento, miente.
-pregúntale como se siente, que quiere de la vida, para donde va, de donde viene- el yo sensible tratando de conectarme con el alma de la femina que yace desnuda a mi lado.
-talvez algo le parecio mal, no digas nada hasta que ella se decida a hablarte, no metas más la pata- mi yo culpa buscando mi inseguridad
-nada, tranquilo, empieza con algo trivial, no sé ¿quien es?¿ su edad?- el yo desenvuelto dando en el clavo

Y ahí fue donde todo cambió, con ese dejo de soltura que me imprimí empezé a hablar de trivialidades, hasta que le pregunté su edad.
Me detengo en este momento, porque quiero que sepan que siempre he sido un hombre liberal, abierto de mente, pero hay ciertas cosas con la que nunca he tenido mucha simpatia, y lo que escuché después de preguntarle la edad me recordó uno de mis viejos mandamientos.

-Cumplí dieciocho, la semana pasada ¿por que?- lo dejó caer asi de simple, como si fuera tan simple, tan fácil. Dieciocho y yo mirandola con mi cara de ¡no lo puedo creer!.

Recordé mi regla de los diez años de diferencia y me fui al carajo, reconozco que con los dias he suavisado un poco la noticia y he empezado a inflar el pecho al pensar que una chica de 18 se siente atraida por este viejito (bueno ni tan viejo, solo más viejo que ella) y me he dejado llevar por ese aire juvenil que tiene Monica, pero estuve en shock por lo menos un dia.
Entró a la universidad hace poco, asi que por eso llega temprano a mi casa, luego se va a la facultad y vuelve cuando termina las clases en la noche. El dia que hablamos era feriado y no tuvo clases.

Nos pasamos un dia muy agradable hablando, me contó de su familia, sus viejos que no se llevan muy bien, su hermana chica que la tiene hasta las pelotas y la universidad que es una reverenda perdida de tiempo. Desde ese dia me siento como un chupasangres robándole esa juventud que yo perdí hace tantos años (ni tantos).
Hay dias en que quiero que sea feriado, para tenerla todo el día en mi casa, para sentirla, para tocarla, para verla joven y radiante, además de desnuda, caminando por mi casa. Pareciera que la conozco desde hace tanto, insisto que hay en Monica un no sé qué, que me hace necesitarla, aunque se que no la quiero como la quiero a Ella, pero sigo sintiendo que hay algo en esta niña que me recuerda los dias en que conoci el verdadero amor.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Desayuno-al-desnudo


llevo una semana tomando desayuno desnudo en la cocina, se tranformó en un ritual para nosotros y digo nosotros, porque Monica ha vuelto todos los dias a mi casa desde aquella mañana en que desperté sin saber quién diablos era.


Estaba tan aturdido por la resaca y tan enternecido por su desnudez en mi cocina que me dejé llevar y una cosa llevó a la otra. Monica me dijo su nombre y me preguntó en que lugar guardaba los sartenes. En aquel mueble, le indiqué y de alguna extraña forma mis yos se silenciaron y dejaron entrar en mi cabeza las palabras de Monica que se movía por mi cocina con delicadeza juvenil. Su pelo ondulado cubría uno de su pechos, mientras el otro bailaba mágico mientras cocinaba. Me lamenté al no recordar la noche anterior, porque su cuerpo maravilloso seguramente debió ser un disfrute para el mio. Se manejaba con total despreocupación, no le molestó en lo más mínimo que observara su cuerpo desnudo. A ratos interrumpía su monólogo, para sonreirme y yo la correspondía con el mismo gesto. Su presencia fue tan fuerte, que no me negé a mis instintos y me dieron ganas de saber o de recordar que era estar perdido en aquel cuerpo. No dije nada, me acerqué a ella y la cobrí con mi cuerpo, su piel se estremeció un segundo y al siguiente se dejó dominar. Como un loco exploré cada uno de sus rincones. Fue tal nuestra conexión que terminamos exhautos sobre el piso de la cocina. Mientras inmóvil agradecia a los dioses, Monica revisó su reloj. Me tengo que ir, vuelvo en la noche. Me dejó ahí, desnudo y extaciado en medio de mi cocina. No podia estar más cautivado.

Cada vez que Monica se va dejándome desnudo en la cocina, enfrento un día lleno de dudas, lleno de mis yos
- Y aqui vamos de vuelta, otra vez y otra vez, la misma historia. la triste historia del pobre infeliz que se acostrumbra a la compañia de alguien y termina enamorándose.- como siempre mi yo vomitivo viendo las cosas de manera "optimista".
-Esta es la oportunida de que te olvides de Ella, de sacarla de tu cabeza. un clavo saca a...- mi yo práctico intentando dar con la solución
-Te gusta, te esta gustando. Asúmelo hay algo de Monica que te cautiva. No nieges esas emociones- el yo sensible teniendo razón.

Tras una semana de estar con Monica compartiendo nuestros desayunos al desnudo. Hay algo en ella que me empieza a gustar. No logro saber que es lo que me atrae a ella, pero hay algo de familiar en su cuerpo, como si la conociera desde siempre. Y lo más extraño es que estando con Monica no recuerdo a Ella o no siento necesidad de recordarla y eso me preocupa, porque no se olvida en dos semanas a alguien que se quiso tanto.

Algo me gusta de Monica que no sé que es... talvez sea que representa una oportunidad o una salida... No, hay algo en ella, en su cuerpo, en su olor, en su maneras... Me da una tranquilidad conocida.

Suena el timbre, debe ser Monica.

Abro la puerta y por un segundo me parece ver a otra persona, pestañeo y es Monica. Se me eriza la piel. Ideas absurdas rondan mi mente. Me dejo guiar por su mano hasta la habitación y consigue sacarme los fantasmas de la mente...


lunes, 10 de agosto de 2009

Tengo una familia!


Esa tarde tomé un taxí y sin llorar partí directo a mi casa. En todo el camino no pensé en nada, podré ser un poco fria de pronto, pero lo único que puedo decir es que tengo una familia, hay alguien que me espera en casa. Tengo dos hijas, una de 18 y otra de 6 años, las amo y son lo más importante en mi vida.

Mi marido es una dulce, buen padre, amoroso, pero malo en la cama y por eso de repente. salgo a buscar amantes furtivos que logren darme lo que no consigo en mi habitación.

De alguna manera, cuando tomé el taxi y después de la decimoquinta pelea que tuvé con mi amante, por lo de siempre.

- ¡te amo! deja a tu marido. vente a vivir conmigo
- no puedo, eso no va a pasar nunca...¡entiende! tengo una familia...

Creia que lo único que estaba dejando atrás era un buen polvo y nada más, por lo menos así me pasaba con todos mis amantes, pero esta vez hubo algo más.

Cuando me bajé del taxi, justo en frente de mi casa, me acomodé la ropa, me puse el espantoso abrigo que llevo cuando hace frio y me quedé en silencio mirando esa hermosa casa de suburbio, en donde hace años puse todas mis esperanzas, mis sueños; donde deposité ese cheque de la "familia perfecta" que tantas veces vi el los rostros de mis padres.

Respiré hondo y tuve la imagen de ÉL haciendome el amor hasta el hastío y temblaron hasta mis más remotas particulas. Pero de pronto se abrió la puerta de la casa y la más pequeñas de mis hijas salió a mi encuentro. En su abrazo amoroso recordé con claridad que tengo una familia.

Entré a la casa y sonriente traté de seguir con mi vida.

Y digo... traté

martes, 4 de agosto de 2009

whi-s-key

Siento varios perfumes que se mezclan dentro de mi habitación. Son los aromas de los cuerpos que han desfilado por mi cama la última semana, y cuando digo cuerpos quiero decir que no han significado nada para mi, pero no porque no haya disfrutado de sus compañias, sino porque lamentablemente ninguno de eso cuerpos era el de Ella.

Desde que se fue lo único que he escuchado en mi cabeza ha sido las irritantes palabras de mi yo vomitivo, he sido dominado por ese ímpetu salvaje y autodestructivo, tan propio de él. Así que acompañado de una botella de whiskey he vuelto a esa época de mi vida que no me gusta recordar.
El día que Ella se fue, mi yo sensible intentó mandarme al carajo. Estuve al borde de las lágrimas y con el cuerpo estremecido. Pero la voz del yo vomitivo se impuso, me recordó los tiempos en que acompañado de mis amigos de parranda salía a recorrer los bares en busca de consuelo, asi que tomé el teléfono dispuesto a llamarlos. Fue ahí donde recordé sus nuevas vidas, todas llenas de familia y trabajo, y supe sin llamarlos que todos rechazarían mi propuesta. Por un instante reevalué mi situación y cuando estaba a punto de caer en el existencialismo más profundo, el más vil de todos afiló sus palabras.

-Que importa, vamos , no te vas a deprimir por esa bola de conformitas..todos casados...normales...aburridos. por lo menos tu puedes hacer de tu vida lo que quieras, puedes ser tú, sin tener que ser nada por otros... vamos por una botella y hagamos que se te olvide todo...
-es triste pensar que talvez me quedé atascado...que no logro avansar...
-vamos amigo mio... por que te vas a quedar atascado, son ellos los que se han atascado para siempre, ya vendrán llorando a tu puerta... que se han separado y se han quedado sin nada y tu vas a estar ahí, aún libre y joven para recordarles lo mejor de la vida... ¿y te deprimes?

Y lo peor de todo es que comenzaba a encontrarle razón. empezé a creer que de verdad estaba bien. Me armé de esa vieja valentía que tenía olvidada. Me tomé varios vasos de whiskey y salí.

Ya ni recuerdo cuantos fueron los bares que pisé. No sé con cuantas mujeres he estado en mi cama. No tengo idea si han sido muchas o pocas, ni sé siquiera si ha sido la misma todas estas noches. Perdí la cuenta de las botellas de whiskey que descansan vacias sobre la mesa de centro. Creo que volví a drogarme y ya no sé ni con qué. Lo peor de todo es que aun asi no logro olvidar aquel quizás que dejó arrastrándose tras su adiós.

-sigue evitando pensar en ella y las cosas van a ser peores después. si quieres estar mal deja fluir esa pena

El murmullo de mi yo sensible intenta salir a la luz, pero tengo tanta resaca que no soy capaz de tomarle atención.

Aturdido entre los aires de una semana destructiva y con la cabeza partida en dos, me levanto de la cama, otra vez desnudo, seguramente la última de mis amantes ya debe haber partido. No la recuerdo, demasiado licor seguramente como para hacerlo. Pongo algo de música, algo en portugues que no recuerdo haber tenido en mi playlist, pero me agrada, me tranquiliza. Busco algo de ropa, pero lo dejo, es mi casa y quiero andar en bolas, todo el dia, toda la vida. ¿soy yo o es el yo vomitivo?.

Entre medio de la música escucho el ruido de algo que se mueve en la cocina. Me preocupa la idea de que mi última amante pensara que podia hacerme el desayuno. No era esa la idea. Preparo el discurso amable con que solía despachar a mis amantes casuales de antaño.

Hay algo de curioso en lo que sucede a continuación.

Estoy desnudo en la puerta de mi cocina viendo como una hermosa mujer intenta preparar algo que no logro identificar. Me doy cuenta que no se percata de mi presencia y me detengo a pensar un segundo.
Después de todo estoy algo pasado para depachar a una mujer que ni siquiera recuerdo, pero que tiene la amabilidad de prepararme el desayuno, la dejo continuar...me duele tanto la cabeza que no alcanzo a entender las palabras del yo vomitivo

Se da cuenta que estoy observándola, me sonrie casi mágica. Me enternece su presencia... y "quizás"... ¿porqué no?...